Cómo cierra la selección peruana de fútbol este 2023 y lo que viene para el 2024.
Escribe: Rodrigo Arosemena Noltenius
Fotos: EFE
Decir que la realidad de la selección peruana de fútbol es desalentadora resulta demasiado blando. A los hinchas nos sobran tres dedos de una mano para contar los escasos puntos sumados en seis partidos, y nuestras gargantas han liberado un único grito de gol.
No entendemos la idea de juego de Juan Reynoso -si es que la hay-, pero es evidente la ausencia de funcionamiento colectivo. Rotaciones incomprensibles, declaraciones contradictorias ante la prensa, falta de respaldo hacia los jugadores… y la lista sigue. A Juan Reynoso le quedó grande el buzo de la selección.
El balance de la fecha doble de noviembre
El partido contra Bolivia en La Paz era una oportunidad para conseguir el primer triunfo peruano en tierras bolivianas por eliminatorias. La selección verde no llegaba en buen momento; no había sumado puntos en el certamen. Nuestra selección tampoco llegaba en forma, pero Perú cuenta con jugadores capaces de hacerle daño a este tipo de rivales.
Bolivia logró ganar el partido con muy poco: dos remates sentenciaron nuestra esperanza. En las jugadas de los goles, nuestros futbolistas retrocedían sin velocidad ni urgencia por recuperar la pelota. No se puede marcar con los ojos, en especial en un momento donde la necesidad de sumar tres puntos es abrumadora.
Juan Reynoso, para variar, erró el planteamiento inicial. La posibilidad de ganar en altura depende de jugar al fútbol con la pelota al pie. Los balones largos y divididos desgastan más al futbolista y es fácil notar el bajo nivel del equipo en rendimiento físico. Lo único rescatable -quizá debería decir el menos malo del equipo- fue el desempeño de Piero Quispe, más atrevido que el resto en su partido debut.
El encuentro con Venezuela comenzó bien. Vimos la intensidad y presión que los hinchas exigíamos en la previa. Fueron los mejores 45 minutos de la selección peruana en lo que va de la eliminatoria. El tanto de Yotún no solo es un golazo por el gran remate de cabeza, sino también por la jugada previa: una muy buena combinación entre Lapadula y Grimaldo. El extremo de Sporting Cristal ganó bien en velocidad para lanzar un centro venenoso al área. 1-0 en el medio tiempo.
En la segunda mitad, sin embargo, volvimos a lo anterior. Regresó el equipo tibio y tímido que tanto nos ha desilusionado este año. Venezuela creció desde el final de la primera etapa y, sin ninguna capacidad de reacción de nuestro equipo, encontró el gol a los diez minutos del complemento. Nuestros cuatro remates al arco fueron todos en la parte inicial.
Juan Reynoso tomó las peores decisiones para intentar revertir la situación y las preguntas bullen aún entre los que analizamos el partido: ¿por qué no salió López antes, si estaba con amarilla?, ¿por qué sacó temprano a Grimaldo?, ¿por qué no utilizar a Sonne, si tanto necesitamos laterales que ataquen? Perú estuvo descolocado en el segundo tiempo, errático, desinflado de ánimo y de táctica, sin ninguna nueva ocasión de gol. Un triste empate y dos vergonzosos puntos nos colocan en el último lugar de la fila para el pasaje al Mundial.
Los planes para 2024
Juan Carlos Oblitas ha dicho a Reynoso que no seguirá como entrenador. Ahora no se trata de barajar nombres de posibles candidatos. Primero, definamos el perfil sólido de un técnico seleccionador, capaz de elaborar una idea de juego y luego veamos quiénes calzan con ese perfil.
Perú está obligado a utilizar las fechas de amistosos (marzo-junio) y Copa América (junio-julio) para realizar el recambio. Ricardo Gareca supo hacerlo en el 2016 y este es el momento de que el proceso se repita. Por el lado de los jugadores, es imperativo que nuestra selección cuente con una camada nueva de futbolistas hambrientos de gloria. Los futbolistas están obligados a responder en la cancha con motivación y garra para defender la camiseta.
El reto para el DT será balancear la presencia de los líderes experimentados con nombres nuevos como Reyna, Grimaldo, Quispe y Sonne. El objetivo a corto plazo debe ser construir un equipo con ideas claras, con motivación para jugar los partidos como si fueran finales y aprender a manejar la crisis actual desde el vestuario. Reynoso nos hizo creer que él era una luz al final del túnel, pero esa luz resultó ser el tren de la realidad en sentido contrario.
Las fechas de amistosos son la ventana perfecta para probar un equipo renovado. La Copa América de Estados Unidos es un torneo ideal para consolidarlo. En septiembre estamos en la responsabilidad de comenzar a competirle a nuestros rivales si tenemos alguna esperanza de pelear por el ansiado cupo a la Copa del Mundo. La incógnita de todo el país es: ¿quién será el estratega responsable para hacernos soñar en serio con volver al Mundial?