El múltiple ganador del Circuito Turismo de Competición nos habla sobre su pasión por los autos, la realidad del kartismo en el país y el futuro de esta apasionante disciplina.
Escribe: Alex Miguel Vásquez Valqui
Lo más importante para un piloto de kartismo es ser disciplinado y perseverante. También se debe tener una buena habilidad de manejo y entendimiento de los comportamientos de un vehículo. Hay un componente físico importante: se requiere destreza y fuerza, además de una fortaleza mental para resistir la presión durante la competición.
Y es que el karting es la mejor base para el desarrollo de habilidades conductivas. Permite que el piloto se desarrolle al 100 % y pueda mejorar su manejo para todas las disciplinas automovilísticas.
En el Perú, el kartismo se inició en los años 50 en el kartódromo La Chancadora, en La Molina, y en Ciudad de los Niños, en Acotongo. Eduardo “Chachito” Dibós y Christian Brahms fueron los propulsores de la práctica de esta disciplina en el país, adquiriendo un nuevo vehículo motorizado denominado Go-Kart, un invento del mecánico estadounidense Arte Ingalls, para movilizarse entre los hangares de su trabajo.
Al ver la acogida de este pequeño vehículo, Dibós comenzó a construirlo en el país, naciendo el Chachi Kart, en honor a su apelativo, siendo un término con el que se le conoce al kartismo en nuestro país. En 1977, gracias al aporte de la familia Nicolini, se construyó el kartódormo de Santa Rosa, escenario importante de Lima donde se practica el kartismo.
Nuestro piloto, Salvador
Salvador Ricci tenía 12 años cuando sus primos lo llevaron al circuito de Santa Rosa y quedó maravillado con la velocidad y el ruido de los motores. Desde entonces, ya tenía claro que quería ser piloto profesional, a pesar de un tiempo invertido en estudiar hotelería en la universidad. ¡Lo suyo estaba en las pistas!
«Me compré mi primer kart y fue mágico», recuerda Ricci, empresario y dueño de La Chutana, el primer autódromo profesional del Perú.
“Es un deporte muy completo y divertido. Hace que las personas se exijan más allá de su 100 % y ayuda a desarrollar tu concentración. Además, la edad no es ningún impedimento. Niños y grandes pueden divertirse y pueden cultivarlo como pasatiempo o una verdadera pasión”, nos comenta Ricci, quien atendió muy amable la entrevista a Perú Deportes.
Antes de la nota con Salvador, le preguntamos a algunas personas en las calles si conocían sobre este deporte maravilloso. Algunas respuestas nos sorprendieron mucho: “No hay mucha difusión”, “¿Dónde lo puedo ver en vivo?’” o “No lo había escuchado”.
Cuando le trasladamos estas impresiones a nuestro entrevistado, él inmediatamente responde: “El kartismo en el Perú viene creciendo increíblemente, muy fuerte. La actividad está siendo más inclusiva, los costos han bajado bastante. Entonces más gente puede practicarlo”, asegura.
Pero antes de continuar, amigo lector, le informamos, que si desea practicar karting en el Perú, tenemos varios kartódromos. En Lima se puede correr en el kartódromo de Santa Rosa y el kartódromo La Chutana. En otras regiones tenemos el kartódromo Cerro de Juli (Arequipa), kartódromo Oropesa (Cusco) y kartódromo de Colan (Piura). ¡Ya lo sabe!
Un futuro más que prometedor
¿Cómo ves el futuro del kartismo en el país?, le preguntamos a Salvador, quien muy firme nos contesta que “lo que están haciendo los pequeños pilotos (niños) fuera del país es muy competitivo. Les va muy bien, ese es el futuro. Hay prácticamente una carrera al mes y eso les permite que su nivel sea buenísimo, dándoles mucha experiencia”.
Y hablando de pequeños, nuestro piloto nacional nos contó sobre sus hijos Salvador (13) y Cristóbal (10), sub-campeón nacional y campeón nacional por dos años consecutivos, respectivamente. “Son un verdadero orgullo para mí. Tengo tres hijos y nunca dejan de sorprenderme”, enfatiza.
Sobre los proyectos deportivos para este 2024, Salvador detalla que los chicos están enfocados en los Estados Unidos. “También se quiere correr el mundial en Europa en noviembre e ir a correr el pre-sudamericano y el Sudamericano en Chile”.
Cuando aún era un adolescente en 1994, le tocó ser testigo de la muerte de su ídolo Ayrton Senna, quien perdió la vida en aquella carrera del Gran Premio de San Marino, en Italia. Salvador Ricci sabe que, frente al volante, como en la vida, «el riesgo es inevitable».