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Edición Julio - Agosto 2024 Deporte nacional

Renzo Zazzali: «Enfrentar al mar como a la vida misma»

Crédito FOTO: Gino Bello

Renzo Zazzali estuvo cerca de la muerte a los 33 años, pero superó la adversidad y ahora sigue corriendo olas.

Escribe: Renato Gambarini

Enfrentar al mar y a las olas no es tarea fácil y mucho más cuando la vida te presenta desafíos para poder superarlos. Eso lo tiene muy claro el surfista peruano Renzo Zazzali Velarde, quien a sus 51 años, y luego de superar una pérdida familiar y una dura lesión, aún sigue corriendo olas, como diciéndole a la vida y al mar: aún sigo aquí.

Renzo empezó a correr olas a los cuatro años de edad en el Club Regatas Lima (playa 1 y 2) con una Piti Tabla (tabla pequeña de tecnopor) y luego con una Morey. Cuando tenía nueve años ya comenzó a usar una tabla profesional. Cuatro años después, empezó a competir en campeonatos nacionales, siendo tricampeón en los años 1989, 1990 y 1991. Cuando tenía 22 años dejó el nivel competitivo.

“Llegó un momento en el que decidí dejar de correr campeonatos porque no me gustaba el estrés de los campeonatos. Empecé a buscar buenas olas, nomás: olas tubo, olas fuertes por todo el Perú”, indica.

El valor de Pico Alto

Renzo empezó a correr en Pico Alto a los 17 años y enfrentó olas desde los cuatro hasta los nueve metros a más. Fue finalista en esta playa hasta en siete oportunidades, pero nunca pudo llevarse el campeonato.

“Pico Alto para mí significa poder correr una ola bien y me da mucha tranquilidad en la vida. Es una relación que tengo con la ola muy especial; hay una conexión especial, me siento muy bien corriéndola. Siempre que corro Pico Alto corro bien, le tengo mucha confianza”.

Renacer como el ave fénix

Zazzali cuenta que tiene bipolaridad. Antes le daba miedo contarlo, pero ahora lo dice abiertamente y sin pelos en la lengua. Uno de sus mayores retos en la vida fue afrontar una dura lesión (cuando tenía 33 años) que lo dejó fuera del mar por dos años.

“Corriendo tabla en La Isla, se me partió el fémur en cuatro pedazos. Tenía la pierna totalmente destrozada, demoré unos 25 minutos en salir, la espuma me caía y no sabía qué pasaba. El doctor me dijo que, si me quedaba dos minutos más en el agua, una espuma más y fácil me cortaba la arteria y me quedaba dormido. He estado bien cerca de la muerte”, señala.

Cuando llegó al hospital hubo la posibilidad de amputarle la pierna, pero el galeno Eduardo Pastor, quien lo atendió, logró salvarle la extremidad. “Las 30 ampollas de anestesia no me hacían efecto, quería que me pongan algo más fuerte y me pusieron morfina. La operación duró 11 horas y me pusieron 48 clavos, me reconstruyeron el fémur y tuve una rehabilitación de dos años. El doctor me dijo “Agradece que vas a poder caminar, pero no vas a poder correr tabla”.

La decisión del doctor no lo amilanó. Por el contrario, lo hizo más fuerte y tuvo una rehabilitación con un sacrificio enorme que le devolvió el alma al cuerpo y renació como el ave Fénix para volver al mar.

“Empecé a correr la Costa Verde, cada vez me sentía un poco más seguro y di el gran salto a Cabo Blanco, que me dio seguridad. La esquina de la placa que me pusieron empezó a cortar la piel y decidí sacármela. Fueron seis meses más de rehabilitación. Esa fue la segunda pérdida más grande; la primera fue la muerte de mi hijo”, señala.

Luego de seis años, Renzo volvió a correr Pico Alto, pero con un poco de recelo, porque su pierna no quedó al 100 %.

Renzo y el estoicismo

Esa lesión y la pérdida de su hijo le cambió la vida para siempre. Renzo se volvió una persona estoica, es decir se mantiene firme ante la adversidad. “Uno es lo que piensa. Si tú piensas que puedes lograr algo que es imposible, te lo juro que jalas esa energía y lo logras. Pero tienes que estar convencido de eso. Puedes llegar a cumplir tus metas, es la ley de la atracción. La vida golpea duro y si te quedas ahí, cuando te golpea no sales”, asegura.

“Tienes que ver la manera de ver de dónde te vas agarrando para salir de a poco con las amistades, con la familia. Yo me agarré del estoicismo, que es una filosofía griega. Hay una frase que es “Memento Mori”, que significa “Recuerda que morirás”. No le puedes tener miedo a la muerte porque nunca vas a llegar más allá”, señala.

Esos dos impactantes momentos lo volvieron más fuerte para seguir afrontando la vida y volver a la pasión que más le gusta: el surf y Pico Alto.

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